Unidad global, medios y acción humanitaria

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Refugiados nigerianos abandonan su campamento en Ngouboua, en la costa del lago Chad. (Crédito: Olivier Laban-Mattei / Acnur).

Por Purnaka L. de Silva
Director del Instituto de Estudios Estratégicos y Democracia, con sede en Malta.

NUEVA YORK, ene 2018 (IPS) – “La unidad es el camino. Nuestro futuro depende de ella”, subrayó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, al lanzar una Alerta Roja al cierre de 2017.

Guterres mencionó el crecimiento del nacionalismo y de la xenofobia entre muchos de los peligros que amenazan la paz y la estabilidad mundiales, como la profundización de conflictos, una posible guerra nuclear, las consecuencias negativas del cambio climático, que empeora a un grado alarmante, las crecientes desigualdades sociales y las terribles violaciones de derechos humanos.

Al subrayar su optimismo de que el planeta pueda ser más seguro y estar más protegido, Guterres pidió unidad a la comunidad internacional para hacer frente a esos inmensos desafíos, resolver conflictos, superar odios y defender valores compartidos por todos los seres humanos.

La alerta del secretario general subraya la cruda realidad en la que unas 135 millones de personas afectadas por las crisis necesitan asistencia humanitaria.

El 22 de diciembre, el secretario general lanzó el Centro de Datos Humanitarios de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, una de las grandes iniciativas de la Agenda para la Humanidad, en La Haya, que busca mejorar el acceso de los trabajadores humanitarios a la información fundamental que necesitan para tomar decisiones y realizar intervenciones responsables, informadas y oportunas.

El centro se concentra en cuatro áreas claves: (a) servicios de datos; (b) política de datos; (c) alfabetización de datos; (d) participación en redes.

“Los datos precisos son la esencia para crear buenas políticas y tomar buenas decisiones. Conseguirlos y compartirlos entre las cientos de organizaciones en medio de una emergencia humanitaria es complicado y lleva mucho tiempo, pero es absolutamente fundamental”, subrayó Guterres.

Obtener y compartir datos en tiempo real para ayudar a las iniciativas humanitarias es fundamental, al igual que contar con medios responsables, investigación y académicos.

El libro “The Routledge Companion to Media and Humanitarian Action” (Compañero de Routledge para Medios y la Acción Humanitaria), coeditado por mí y la profesora Robin Andersen, se concentra en el nexo entre los medios y la acción humanitaria, y profundiza en algunos contextos diversos de esta crisis humanitaria sin precedentes, donde la representación de desastres globales es un tema cada vez más presente en los medios.

El prefacio de ese volumen oportuno está escrito por Peter Sutherland, representante especial del secretario general para migración internacional entre enero de 2006 y marzo de 2017, sobre el combate al flagelo de la trata de personas y la migración forzada, con más de 240 millones de migrantes al año y casi 20 millones de personas obligadas a huir de sus países por conflictos y desastres.

Desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que no había tanta gente que abandonara sus hogares para huir de la persecución, de conflictos y de la violencia y las violaciones de derechos humanos generalizadas.

El informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) sobre la tendencia mundial a los desplazamientos forzados detalla que a fines de 2016 había unas 65,5 millones de personas en esa situación, entre ellas 40,3 millones desarraigadas en sus propios países, 2,8 millones solicitando asilo y 22,5 millones buscando protección para cruzar fronteras y convirtiéndose en refugiados.

Acnur también estimó que ese año hubo 10,3 millones de nuevos perseguidos y desplazados por conflictos, en promedio son unas 20 personas obligadas a abandonar sus hogares por minuto o una cada tres segundos.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que 49.310 migrantes y refugiados ingresaron a Europa por mar en 2017 al 7 de mayo, la vasta mayoría lo hicieron por Italia, y el resto por Grecia, Chipre y España.

Además, más de 1.200 personas perdieron la vida al intentar cruzar el mar Mediterráneo.

Según la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión (Frontex), la mayoría de los refugiados y migrantes que actualmente “residen de forma irregular” en Europa, huyeron de sus hogares porque estaban en peligro.

En muchos casos, incluso escaparon de situaciones en las que corrían riesgo de sufrir crímenes atroces o huyeron de lugares donde estaban ocurriendo.

El libro “Routledge Companion” se presentó en la librería de la ONU, con Maher Nasser, secretario general adjunto como moderador, y con la participación del subsecretario adjunto Adama Dieng, ambos tomaron la palabra en la presentación transmitida en vivo por Publicaciones de la ONU.

También había otros colaboradores, entre los que había profesionales de los medios, especialistas en cooperación para el desarrollo internacional, expertos en medicina de emergencia y otros actores humanitarios, muchos funcionarios del foro mundial, algunos con cargos altos y con conocimiento del trabajo del Consejo de Seguridad y de otros órganos de decisión de la prestigiosa organización.

Un periodismo responsable, académicos e investigaciones detalladas sobre asuntos importantes como las acciones humanitarias y los medios nunca tuvieron tanta importancia como en el actual clima geopolítico, donde los hechos parecen perder valor, y el antiintelectualismo y las noticias falsas parecen aumentar en perjuicio de las leyes humanitarias y de las libertades básicas.

El libro constituye un aporte a los datos existente y al conocimiento necesario para informar a dirigentes políticos, autoridades, profesionales de los medios y actores humanitarios del mundo y, por ende, al trabajo del Centro de Datos Humanitarios.

La unidad nunca fue tan primordial como en estos tiempos distópicos, donde aspirantes a dictadores, autócratas y populistas de derecha implementan prácticas extrajudiciales, como en Myanmar (Birmania), Rusia y Venezuela, y políticas contrarias al derecho humanitario, como en Yemen, Siria y Eritrea, y nacionalistas y xenófobas, como en Estados Unidos, Austria y Hungría, remontándose a los tiempos oscuros previos a la Segunda Guerra Mundial.

En cambio, el secretario general Guterres instó a los líderes de todo el mundo en Año Nuevo a “estrechar las brechas, tender puentes (y) restablecer la confianza reuniendo a la gente en torno a objetivos comunes”.

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