Torrijos unió a Centroamérica en la “Guerra del Banano”

Introducción por Dalys Vargas

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La llamada “Guerra del Banano” se desencadenó en marzo de 1974, con el liderazgo regional del general Omar Torrijos. Panamá propició la creación de un cartel de países productores de banano, en medio del alza generalizada del costo de la vida, resultante del embargo petrolero y el aumento drástico de los precios, decididos en 1973 por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Estábamos en la vanguardia de la ascendente lucha de los países económicamente dependientes, para aprovechar los recursos naturales a beneficio de sus propios pueblos. En abril y mayo de 1974, la Organización de las Naciones Unidas acogió los señalamientos de México, para establecer un Nuevo Orden Económico Internacional, y aprobó un Programa de Acción.  

Para Panamá, la “Guerra del Banano” fue un importante ejercicio en la reconquista de su soberanía y la transferencia del Canal a manos panameñas.  El 7 de febrero de 1974, pocas semanas antes del discurso que estamos presentando, el ministro de Relaciones Exteriores de Panamá, Juan Antonio Tack, y el secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, suscribieron la “Declaración de Ocho Puntos”, que dio un nuevo impulso al proceso negociador entre ambos países, al reconocer la necesidad de abrogar el Tratado de 1903 sobre el Canal de Panamá.

El 5 de junio de 1974, el canciller Tack denunció que un grupo de mercenarios intentó asesinar al general Omar Torrijos. La responsabilidad del complot se atribuyó a la empresa Standard Fruit (Castle & Cooke Corporation), una de las compañías transnacionales con mayores intereses en el mercado de las frutas provenientes de América Latina.

Como resultado de la “Guerra del Banano” y el escándalo de soborno conocido como “Bananagate”, Eli Black, principal accionista y presidente de la United Brands Company, otra empresa dedicada al mismo negocio, fue destituido del cargo. Black se suicidó el 3 de febrero de 1975, lanzándose del piso 44 del edificio Pan American en la ciudad de Nueva York, donde estaba la sede de la corporación.

Hernán Vallejo Mejía, ministro de Agricultura de Colombia, propuesto por Panamá como organizador de la Unión de Países Exportadores de Banano (UPEB)  y primer gerente de la Comercializadora Multinacional del Banano (COMUNBANA), iniciativa latinoamericana, escribió un libro sobre los esfuerzos reivindicativos de esos años. En la dedicatoria del mismo se lee lo siguiente:  “… a la memoria del general Omar Torrijos, entonces jefe de gobierno de Panamá, cuyas reiteradas demostraciones de entereza, y de solidaridad y desprendimiento con los demás países exportadores de banano, debieran servir de ejemplo a los gobiernos del Tercer Mundo que se empeñan en conseguir un orden económico mundial más justo y más estable”. (Productos básicos, dependencia y subdesarrollo. El problema bananero. Bogotá, 1982).

Discurso del general Torrijos en la inauguración de la reunión de países productores de banano. | Panamá, 5 de marzo de 1974

Señores Embajadores de los países aquí representados, distinguidos Delegados, compañeros todos:

Nuestro país, últimamente, ha sido escenario de grandes acontecimientos políticos. Y ha sido escenario de grandes acontecimientos, precisamente porque este país vive un conflicto político desde hace setenta años. Pero este acontecimiento sencillo y profundo que aquí estamos examinando alcanza para mí tanto o quizás más relieve que los últimos acontecimientos que se han escenificado en nuestra Patria.

Como profundo conocedor de la situación de lo que es la explotación bananera en nuestros países y en mi diario contacto con el obrero de esta actividad, he llegado a la conclusión de que, en las circunstancias actuales, el país que más banano exporta, más está siendo explotado, y más se hunde en la miseria y en la desesperación.

La explotación del banano, como ustedes saben, tiene una larga y penosa historia que, en los actuales momentos, llegó a límites en que ni los países ni la masa obrera podrán seguir soportando. Somos el escenario de grandes conflictos, conflictos justos, conflictos cíclicos ocasionados por la mentalidad del hombre que dentro de un bananal, ve deshacerse su vida sin mayor esperanza de superación. Somos también el escenario de lugares en donde ya, francamente, lo que se está explotando es al hombre, y no a la tierra.  Los obreros saben lo que es la explotación del banano y la expresan en forma muy gráfica cuando dicen que el bananal “ennegrece”, “empobrece” y “embrutece”.

Ante esta situación, y para no actuar unilateralmente, precisamente porque entre los actuales mandatarios de los países productores de banano hay una gran intercomunicación telefónica, por mensaje, intercomunicación basada en una vieja y consecuente amistad, ante esta circunstancia, comenzamos a intercomunicarnos y realmente la contestación de cada uno de estos Jefes de Estado no ha sido otra cosa que un acto de responsabilidad ante la situación que vivimos. Y eso es así porque son ellos profundos conocedores de las realidades de su país; ya ellos mismos han advertido que la situación actual no se puede seguir tolerando ni sosteniendo.

Nos comunicamos con los diferentes presidentes y jefes de Gobierno de esos países, y para mí es motivo de orgullo manifestar en esta magna asamblea que en ninguno de ellos encontré una duda en el sentido de que había que tomar medidas dramáticas y dentro del menor tiempo posible, a fin de que en nuestra América se explote la tierra y no se siga explotando al hombre.   

Esto vino como consecuencia del conflicto de precios de una guerra comercial que se hace a costa de nuestra miseria. Recientemente, se ha venido anunciando en determinados medios de divulgación de los Estados Unidos, el mayor mercado de consumo, algo que realmente ofende nuestra dignidad como países exportadores: anuncios que dicen que el banano es el único producto que en veinte años no ha subido de precio. Ese solo anuncio casi nos ocasiona en nuestros medios sindicales un quebrantamiento de la paz social, porque los sindicatos llamaron nuestra atención en el sentido de que un anuncio como éste es una afrenta a los mandatarios de los países a los que despectivamente nos llaman “banana republics”. Y, efectivamente, había algo de profundo en esa expresión de los sindicatos, porque si todo ha subido tan vertiginosamente como resultado de una inflación que no podemos parar, porque nos viene precisamente de los grandes centros de poder económico, y nosotros no tenemos una respuesta elevando el precio de nuestras exportaciones, y seguimos siendo exportadores de mano de obra barata; entonces, ¿estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de proteger a nuestra masa trabajadora, o estamos contribuyendo a su mayor empobrecimiento?

Les repito que me sentí muy orgulloso de la respuesta que recibí de todos los Presidentes y Jefes de Estado de los países productores aquí representados. No hubo duda en ninguno de ellos cuando fueron consultados, no hubo titubeos cuando aceptaron que había que tomar una medida lo más rápidamente posible, y no hubo duda en ninguno de ellos cuando dijeron que, a nivel de Ministros, debía organizarse lo más pronto posible una reunión que diera respuesta a un problema que ya existe y que, si no le damos respuesta, va a llevar a nuestras economías y a nuestra masa obrera a rebasar los límites de paciencia y a extremos imposibles de predecir.   

Al presenciar esta reunión que estamos escenificando en nuestro país, creo que estamos asistiendo al entierro de aquel término despectivo que tanto se ha usado contra nosotros, de que somos una “república banana”.

Señores, nuestras economías, nuestros hombres que trabajan de sol a sol en esas plantaciones, esperan mucho de todos nosotros. Por favor, no los defraudemos; por favor, no les fallemos en lo que ellos esperan de esta reunión y de todos nosotros.  

Muchas gracias.

El trabajador bananero en Centroamérica es uno de los más explotados del mundo.
El trabajador bananero en Centroamérica es uno de los más explotados del mundo.

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