“Si caigo, recojan la bandera, denle un beso y sigan adelante”, Omar Torrijos

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“Si caigo, recojan la bandera, denle un beso y sigan adelante”, Omar Torrijos

 Palabras pronunciadas en la colocación de la primera piedra del ingenio azucarero “La Victoria”, 24 de julio de 1971.

La colocación de la primera piedra del Ingenio La Victoria se realizó en medio del júbilo de una gran concentración de campesinos que trataban de acercarse al general Torrijos, según se aprecia en la primera plana del diario La Estrella de Panamá, del lunes 26 de julio de 1971, ilustrada con fotografías.

El General inauguró esa obra y pronuncio este discurso en Veraguas, su provincia natal, donde convivió desde la infancia con campesinos empobrecidos, por ser hijo de maestros rurales. El mes anterior, el 9 de junio de 1971, había sido secuestrado en esa provincia el sacerdote colombiano Héctor Gallego, cuya labor social había provocado el rechazo violento de los terratenientes.

Dalys Vargas ha contribuido con Bayano, al suministrar un acopia original del discurso de Torrijos en esa histórica cita con el campesinado panameño. Deseamos compartir con ustedes este documento de la historia.

Campesinos, estudiantes, guardias nacionales y pueblo en general:

Para mí, la colocación de esta piedra reviste caracteres emotivos sumamente grandes. Hace dos años, llegué a esta región en donde existían muchos conflictos. Y tiene que existir conflicto en donde hay hambre y en donde no hay justicia. Hace dos años, los campesinos de esta región eran denominados precarios o intrusos. Ésa era la denominación legal que el Estado o la sociedad le estaba dando a estos campesinos, porque los acusaban de que vivían trabajando en tierras que no les pertenecían. Hace dos años, al sobrevolar varias horas y al dedicar varias reuniones con grupos campesinos, me iba con lágrimas en los ojos. Y pensaba que no podíamos llamarnos Gobierno, mientras existieran estructuras de hambre y estructuras de injusticias que estaban llevando al niño panameño y al campesino a un estado de desesperación.

La respuesta a este problema fue esta empresa. Pero lo significativo de esta empresa, es que esta empresa es del campesino; es de ese mismo hombre a quien se le llamaba precario y a quien se le llamaba intruso; es de ese mismo hombre que, agachado de sol a sol, va a contribuir a generar la gran empresa en la cual él es el único accionista. Lo significativo de esta empresa, de este ingenio, es que se pudo hacer porque había la inspiración de un gobierno fuerte. Pero un gobierno que aprovecha la fuerza para introducir la inspiración de la Patria. Un gobierno que aprovecha su fuerza, precisamente, para romper las estructuras de injusticia que tienen a nuestro campo al borde de la desesperación. Eso fue posible porque hubo una inspiración. Y eso fue posible, porque hubo un grupo humano que fue capaz de responder y materializar y hacer real esta inspiración que llegó a ser calificada de una “locura del general Torrijos”.

Precisamente, porque el hombre idealista, el que no le reclama a la vida más recompensa que servir a los demás; el hombre que está predispuesto a morir por ayudar al otro, le dicen loco… Es loco, efectivamente, es loco. Es un hombre que no se suma a lo que la gente dice. Es un hombre que desesperadamente está dispuesto a ofrecer lo único que tiene, que es su vida, por romper las estructuras que han mantenido a este pueblo al borde de un estado de desesperación. Y que han permitido que más de cien mil niños panameños se acuesten todos los días sin haber comido siquiera. Ahí estuvo la inspiración. Ahí estuvieron, precisamente, los 6.000 fusiles de la Guardia Nacional, apoyando a que este proyecto fuera una realidad. Ahí encontramos a un ingeniero Ricondo; ahí encontramos a un Alberto Herrera; encontramos a un ingeniero Noriega. Y encontramos a un economista Sosa…, hombres predispuestos a que esto fuera realidad. Y lo han conseguido.

Y esta primera piedra que hoy colocamos aquí, señores, a diferencia de las otras primeras piedras, que se cubrían de musgo, en silenciosa complicidad con la demagogia, esta primera piedra es la primera piedra de una obra. Y es el primer paso hacia romper estructuras que no podría seguir el campesino soportando.

Estas empresas benefician al campesino y perjudican a otros. A los que les perjudica que uno beneficie al campesino. A esos que están agazapados, a esos que están disconformes; a esos que dicen: “Arriba los militares”, porque el Gobierno tiene uniforme; a esos que se dicen militaristas porque el Gobierno carga un revólver; a esos que les perjudica que ese revólver esté al servicio del pueblo; a esos que les perjudica que el general Torrijos haya roto con ese matrimonio de oligarquía-Fuerzas Armadas. Y a esos que andan clamando que nos invadan los gringos, como si no fuera a abrirse en cada pecho una trinchera, el día que eso suceda; a esos hombres que pelecharon, y que se acostumbraron con cierta jerarquía social, y que era una irreverencia quitarles un negocio que por derecho de nacimiento era de ellos. A esos les perjudica y contra ellos tenemos que defendernos, señores…

Y tenemos que defendernos, porque el que se dedica a redimir injusticias sociales, tiene que pensarlo muy bien. Tiene que convencerse que no va a morir de viejo en una cama. El general Torrijos sabe que no va a morir de viejo en una cama. El general Torrijos sabe que va a morir violentamente, porque violenta es su vida, señores. Yo sé, y eso está previsto, y eso no me preocupa. Lo que me interesa es que el día que eso pase, recojan la bandera, le den un beso y sigan adelante.

La batalla de Panamá, páginas 97 a 99. Énfasis suplidos.

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