Primero el Partido, después el candidato

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Primero el Partido, después el candidato

por Jaime Ford

El Comité Directivo Nacional (CDN) acaba de aprobar el reglamento para escoger el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en un acto que rompe con la forma tradicional en que el Partido Revolucionario Democrático (PRD) ha escogido a sus autoridades internas. Es una acción que causa malestar y preocupación, y que apunta hacia las mismas premisas de manipulación que nos llevaron a las derrotas en las elecciones de los años 2009 y 2014.

Generalmente, el PRD ha escogido el CEN después de elegir sus delegados al congreso, porque realizado este ejercicio el nuevo CEN debe reflejar la representatividad de fuerzas que se haya generado en el Partido, sus nuevas propuestas y la nueva visión que ofertará este colectivo a la sociedad.

La decisión del CDN establece, sin embargo, el inicio del proceso electoral interno y la entrega de formularios de postulación para miembros del CEN, directores nacionales y coordinadores de las áreas de organización, entre el 6 y el 9 de mayo, y dispone igualmente que las postulaciones para dichas candidaturas se entreguen entre el 10 y el 13 de ese mismo mes. ¿Por qué esta inversión de actos?

No quisiera pensar que, preocupado por el rechazo creciente que viene experimentando en las bases del PRD, el actual CEN se haya propuesto aprovechar sus ventajas momentáneas en el CDN para apresurar unas elecciones en que: 1 desconocen la presentación obligada del padrón electoral que se utilizará en el congreso extraordinario del próximo 30 de octubre; 2 que rompe con la cultura política interna del partido; 3 que pretende que las elecciones de miembros del Directorio Nacional se hagan por nomina completa y que los puestos sean adjudicados en su totalidad a la nómina que resulte con mayor número de votos; 4 Esto último atenta contra el principio de la representación proporcional de los sectorsqu3e conforman el partido, y que ha sido una de las piedras angulares dela democracia interna del PRD.

Tal parece que alguien se ha sentido incómodo dentro de las reglas tradicionales del Partido y se ha propuesto romperlas, con el evidente fin de mantener el control del Partido, y detener el ascenso y el reclamo de las bases por ser tomadas en cuenta a la hora de las decisiones importantes. ¿Es esto casual? ¿A qué se debe la premura y la maniobra que se expresa en estas movidas?

El desgaste con que pueda llegar el panameñismo a las elecciones de 2019 y la evidente bancarrota en que se encuentra el partido Cambio Democrático hace que algunos sectores de nuestro partido crean y actúen como si en los comicios venideros le correspondiera al PRD el turno de la victoria, de manera inevitable. Es posible que hacia allá se dirijan varios análisis, pero estoy convencido de que tal triunfo ni será gratuito ni será fácil, porque las victorias políticas en Panamá no se pueden medir solo por las acciones de los partidos. Algunos partidos, sin mayores ascendencias han logrado victorias porque las elecciones constituyen un evento donde concurren de una manera u otra, distintos componentes del poder, cuyo respaldo, a la hora de la hora, es determinante para la victoria. Lo único que puede permitir u hacer legítima nuestra victoria en 2019 es la unidad interna, la renovación de nuestra vida orgánica y la alta prioridad que se le pueda dar al partido aun por encima de los candidatos. Sin partido no hay victoria, y menos candidato que se capaz de lograrla, tal cual quedó demostrado en los comicios de 2009 y 2014.

Romper con la tradicional electoral del partido, renunciar a la representación proporcional, adelantar un proceso electoral sin siquiera tener a mano el obligatorio padrón electoral, son factores que atentan contra la posibilidad de que el PRD concurra unido a las elecciones de 2019, porque expresan una abierta manipulación destinada a desconocer la representatividad que se genere en las bases. Es trabajar en una especie de burla que refuerce el clientelismo que tanto daños nos ha hecho, y seguir sembrando en el corazón de muchos perredistas el puñal de desconocerlos, de desvalorarlos y de desmeritar su muchos años de militancia y sacrificio.

He integrado esta corriente de rescate y de renovación Torrijista porque creo que solo un paso como ese nos puede llevar a la victoria sin los vicios del pasado; en muchas bases sigue latente el temor de ser olvidados una vez que seamos gobierno, como ocurrió en algunas ocasiones en el pasado. Eso no debe volver a pasar y la única garantía es que se respete la representación de las bases y los sectores que conforman el partido, y la decisión del CDN rompe como esa posibilidad, como si se tratara de prepararle condiciones al actual CEN para que mantenga sus actuales cuotas del poder. El actual CEN puede mantenerlas, siempre y cuando las bases se las ratifiquen, siempre y cuando los distintos sectores del partido se lo aprueben, pero no con maniobras que nos lleven a las sorpresas antes de emitir el voto, al aseguramiento de puestos antes de que sean sometidos a la consideración de las bases.

Y hago estas consideraciones, porque hago mía la decisión del Movimiento de Renovación y Rescate Torrijista de fortalecer primero el partido y después el candidato. No quiero que el partido vuelva a hacer el ridículo de 2009 y 2014. El PRD tiene todo para ganar, pero tiene que renunciar a la maniobra y al clientelismo, a los acuerdos debajo de la mesa y a las artes del serrucho y la mentira. ¿Podemos hacerlo? Claro que sí. Entonces, debe reconsiderarse el reglamento aprobado y darle paso a la cultura política del PRD, al respeto a las bases y escoger el CEN después de escogidos los delegados al Congreso extraordinario del 31 de octubre próximo.

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