Murciélagos cazadores de ranas superan los ruidos al cambiar de canal sensorial

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Ex pasante de STRI Dylan Gomes libera un murciélago frugívoro (Artibeus jamaicensis) en el Parque Nacional Soberanía, Panamá, el 6 de junio de 2014. (Foto: Sean Mattson / STRI).

Murciélagos cazadores de ranas superan los ruidos al cambiar de canal sensorial

STRI Panamá

En uno de los escenarios más crueles de atracción fatal en la naturaleza, el llamado de apareamiento de una rana Túngara macho, también atrae a los murciélagos que se alimentan de ranas.

Cualquier esperanza que una rana tenga de disfrazar su llamado contra el ruido de fondo se desvanecieron, de acuerdo a un estudio realizado por científicos del Smithsonian en la revista Science del 16 de septiembre. Los murciélagos son cazadores eficientes, incluso cuando hay demasiado ruido para escuchar a sus presas.

Cuando el ruido de fondo esconde el llamando de las ranas, que por lo general revela dónde están, los murciélagos de labios con flecos agudizan el uso de la ecolocalización, el sistema sensorial que utilizan para navegar en la oscuridad. La ecolocalización actúa como un detector de movimiento, centrando la atención de los murciélagos en el saco vocal de la rana Túngara, que se expande como un globo inflado cuando hace sus llamados.

A medida que comprendemos mejor los efectos perjudiciales del ruido hecho por el hombre sobre los ecosistemas, la investigación muestra como los animales se adaptan para sobrevivir en un planeta cada vez más ruidoso.

«Nuestro estudio une el comportamiento, la ecología sensorial y la conservación», comentó Dylan Gomes, autor principal de la investigación que llevó a cabo durante una pasantía en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en Panamá. «A medida que las fuentes de ruido antropogénico continúan expandiéndose, los animales, en última instancia, tendrán que superar el ruido de una manera u otra.»

Los efectos del ruido generado por los humanos en el comportamiento de los animales se han centrado principalmente en las aves y ballenas, comentó Gomes, ahora becario Fulbright en el Instituto Max Plank de Ornitología. El impacto del ruido sobre los murciélagos, sin embargo, es un campo de estudio relativamente nuevo.

El equipo utilizó dos ranas robóticas que imitan con precisión los llamados y la expansión del saco vocal de la rana Túngara, Physalaemus pustulosus. Se colocaron las “roboranas” dentro de una jaula de vuelo con el murciélago de labios con flecos, Trachops cirrhosus. La roborana estática hizo los distintivos llamados de apareamiento sin ningún tipo de inflación del saco vocal, mientras que otra roborana hacía los llamados, mientras realizaba la inflación y deflación del saco vocal. Cuando los investigadores tocaron un ruido que opacara el llamado, la actividad de ecolocalización de los murciélagos aumentó y preferentemente atacó a la rana con el saco vocal que se movía. Sin el sonido que opacara los llamados, el murciélago atacó a ambos modelos de rana.

“Demostramos cómo los animales pueden adaptarse al aumento de los niveles de ruido al hacer uso de sus otros sentidos, y nuestro hallazgo tiene implicaciones importantes para otras especies que tratan de localizar a sus presas, evitar a los depredadores o atraer a sus parejas en ambientes impactados por los humanos”, comentó Wouter Halfwerk, profesor asistente de la Universidad VU de Amsterdam y ex becario de STRI.

Halfwerk ayudó a diseñar el experimento y Gomes fue su co-asesor. La becaria Tupper del Smithsonian, Inga Geipel, que se especializa en la ecolocalización y los estudios de cómo navegan los murciélagos y cazan en la lluvia, aportó conocimientos técnicos necesarios para la investigación. El estudio se llevó a cabo bajo la dirección de la científica Rachel Page, y el investigador asociado del Smithsonian Mike Ryan, profesor de la Universidad de Texas en Austin, y Ryan Taylor, profesor de la Universidad de Salisbury.

“Este es un excelente ejemplo del tipo de estudio que pueden surgir de las oportunidades de investigación a largo plazo en el Smithsonian en Panamá”, comentó Page, cuya investigación se centra cada vez más en la percepción de las señales sensoriales multimodales. “El autor principal es un estudiante que se internó en mi laboratorio en el transcurso de un año”.

“Los experimentos de Dylan, revelan qué tan flexibles son estos depredadores. Al enfrentarse a ruidos que opacan los llamados, los murciélagos pueden cambiar su enfoque sensorial de una modalidad a otra, agudizando el uso de la ecolocalización, cuando al tratar de escuchar los llamados de apareamiento de las ranas se vuelve menos eficiente”, comentó Page. “Esto es especialmente relevante dada la necesidad de procesar múltiples flujos de información, por ejemplo, en la cacofonía de las ranas que cantan en un estanque en la selva por la noche, o frente a una mayor perturbación humana”.

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