Lucha contra la desertificación sigue la ruta de la seda

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El marco de acción que propone la iniciativa apunta primero a gestionar el ecosistema de forma integral para que las plantas y los animales no se vean perjudicados por la degradación del suelo y sean capaces de adaptarse al cambio climático.

Lucha contra la desertificación sigue la ruta de la seda

Por Baher Kamal

BONN/ROMA, nov 2016 (IPS) – La sequía es un problema complejo que causa más muertes y desplaza a más personas que cualquier otro desastre natural. Sus consecuencias socioeconómicas y ambientales son severas y de gran alcance, alertó Louise Baker, coordinadora de la unidad de relaciones externas y política de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, en entrevista con IPS.

“La desertificación y la degradación de la tierra causa pobreza y hambre, puede derivar en enormes daños ambientales y escasez de recursos naturales, lo que a veces termina en conflictos y, por cierto, dificulta el desarrollo sostenible”, puntualizó la funcionaria de la UNCCD.

Baker explicó que hay 24 tipos de servicios de ecosistemas en el mundo, 15 de los cuales están en proceso de deterioro. Eso llevó a que China y la UNCCD lanzaran el 17 de junio, en el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, la Iniciativa de Acción Conjunta del Cinturón y la Ruta de la Seda.

La región que abarca se refiere al “Cinturón Económico de la Ruta de la Seda”, lanzada por China en 2013 junto con “la ruta de la seda marítima del siglo XXI”, dos iniciativas conocidas como “Un Cinturón y Una Ruta”, la que se extiende de China hacia el Golfo, pasando por el mar Mediterráneo y atravesando Asia central, hasta Europa, desde donde conecta con África.

Ruta de la Seda

La importancia histórica de la ruta de la seda viene de los vínculos que se crearon a través de ellas entre cuatro civilizaciones antiguas, Mesopotamia, Egipto, China e India con Grecia y Roma, al fortalecer el comercio y el intercambio cultural.

Para complementar la visión de “Un Cinturón y Una Ruta”, la iniciativa de acción conjunta se concentra en la “civilización ecológica” de la ruta, explicó Baker.

Para ejemplificar el estrés que causa la desertificación, así como los problemas sociales, económicos y políticos, Baker mencionó el caso de Uzbekistán, donde 73,6 por ciento de los más de 28 millones de habitantes viven en zonas afectadas por la sequía.

En ese contexto se redujo la disponibilidad de agua entre 35 y 40 por ciento por debajo del promedio, se perdieron entre 42 y 75 por ciento de las cosechas, se degradaron los ecosistemas de humedales y se secaron 80 por ciento de los lagos.

Además, aumenta el riesgo de salinización. Irán suele sufrir graves episodios de sequías y tiene problemas con las tormentas de arena y polvo, lo que en 1991 le costó 1.250 millones de dólares, y en 2001, 7.500 millones.

Cambio climático

“Las sequías se volverán más frecuentes, severas y generalizadas por el cambio climático”, explicó Baker.

La Iniciativa de Acción Conjunta del Cinturón y la Ruta, es una forma de mejorar la gestión de la tierra, mitigar los efectos de la sequía y promover el crecimiento económico verde. “Eso debería incentivar un desarrollo económico y social más igualitario”, apuntó.

“La iniciativa incluye a los 23 países ubicados en la Ruta de la Seda. La visión a largo plazo es proteger racionalmente los recursos naturales y su uso, así como promover el desarrollo de una economía verde en las zonas afectadas por la desertificación y la degradación del suelo”, precisó.

Esos países trabajarán juntos para lograr el 15 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que apunta a “promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica”, y en especial la meta que se propone, entre otras cosas, “lograr un mundo con una degradación neutra del suelo” para 2030.

“La degradación neutra del suelo se trata de mantener un equilibrio entre la tierra productiva y saludable de la que dispone cada país mediante una gestión sostenible de cada hectárea productiva y de rehabilitar una cantidad similar de tierras ya degradadas”, explicó Baker.La lucha contra la desertificación sigue la ruta de la seda

El marco de acción que propone la iniciativa apunta primero a gestionar el ecosistema de forma integral para que las plantas y los animales no se vean perjudicados por la degradación del suelo y sean capaces de adaptarse al cambio climático.

Segundo, desarrollar una economía verde sostenible basada en recursos locales, por ejemplo, mediante prácticas agrícolas tradicionales y promoviendo la energía solar y eólica.

Tercero, proteger la importante infraestructura natural y la construida por humanos mediante una gestión del agua y del suelo sostenible para los ríos y las cuencas lacustres.

Cuarto, actuar frente a la sequía mediante alertas tempranas, preparación, mitigación y mejoramiento de las capacidades de respuesta de emergencia, controlar las tormentas de arena y polvo en su origen y los cambios de las dunas.

Por último, todos los sitios que son patrimonio mundial y que están ubicados en el cinturón y la ruta de la seda se beneficiarán de medidas para fortalecer la conservación, la protección y la recuperación de los ecosistemas de su entorno.

“Cada país desarrollará sus propias actividades, estimará los costos de impulsar industrias sociales y verde en el Cinturón y contribuir a la iniciativa según sus posibilidades. La Administración Estatal de Bosques de China coordinará y concentrará los datos de las actividades” , explicó Baker.

Países interiores y vulnerables

A pesar de su rica historia, muchos países de Asia central y de Medio Oriente no tienen salida al mar y quedan vulnerables a la sequía y a la desertificación, entre otros problemas.

China “sacó a millones de personas de la pobreza mediante enormes esfuerzos de recuperación de tierras”, indicó Monique Barbut, secretaria ejecutiva de la UNCCD.

“La recuperación de la meseta de Loes y una masiva iniciativa para plantar árboles son dos conocidas propuestas de gran alcance concentradas en ecosistemas degradados”, explicó.

También creó un plan nacional para combatir la desertificación y prevenir las tormentas de arena y de polvo en el norte del país, lo que también benefició a otros países como Corea del Sur y Estados Unidos, afectados por el fenómeno.

Además, China toma medidas para mejorar la irrigación y el uso del suelo en las zonas áridas y semiáridas, donde introduce variedades de plantas tolerantes a la sequía. Y los campesinos y agricultores consiguen préstamos sin intereses para fomentar la adopción de las nuevas prácticas.

También reciben compensaciones para limitar el tamaño de su ganado para evitar el pastoreo excesivo.

“China también desarrolla nuevas tecnologías para contribuir a reducir el consumo de agua y usar aguas residuales. Creó el Fondo Vede de la Ruta de la Seda para promover la recuperación de las tierras degradadas”, indicó Baker.

Además, las poblaciones rurales se beneficiarán de las inversiones del sector privado, incentivadas por la iniciativa.

“En 2012, se estimó que 2.000 millones de hectáreas se degradaban en el mundo, 500 millones de las cuales eran tierras cultivables actualmente abandonadas, pero que podrían recuperarse rápidamente y de forma rentable, lo que es mucho mejor que degradar entre cuatro y seis millones de hectáreas al año de tierras fértiles para cubrir la demanda mundial de alimentos para 2050”, explicó.

China en riesgo

Casi 20 por ciento del territorio chino tiene problemas con la sequía y la desertificación.

Ese país “recuperó un promedio de 2.424 kilómetros cuadrados (unas 240.000 hectáreas) de tierras al año, que quedaron desiertas y se degradaron en los últimos 10 años, es decir unas 2,5 millones de hectáreas, de las cuales se pueden recuperar por lo menos 10 millones más, lo que sería una significativa contribución para los esfuerzos globales”, subrayó Baker.

Gracias al intercambio de conocimiento que promueve la Iniciativa de Acción Conjunta del Cinturón y la Ruta, China ayuda a otros países afectados por este problema.

“Creo que el éxito de la iniciativa impulsará a otros países a recuperar sus tierras. Y, sin duda, aumentará la resiliencia de las poblaciones locales”, concluyó la funcionaria de la UNCCD.

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