Las algas y su importancia para nuestra vida

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Cultivo de microalgas in vitro.

Agencia de Noticias Univalle (Colombia)

Existen muchas cosas sin las cuales no habría vida. No podríamos vivir sin el sol y tampoco sin agua. Pero hay muchas otras también imprescindibles, como las algas, aunque sólo unos pocos pueden explicar el porqué. Lo interesante es que realmente son muchos los que desconocen estos organismos, pero casi todos nos beneficiamos de una u otra manera de ellos.

Las algas están en el planeta desde hace cuatro mil millones de años, mucho antes de que hubiese vida humana. Además de ser responsables de oxigenar la tierra, son fototróficos, es decir, capaces de hacer fotosíntesis o convertir energía solar en energía química.

Al igual que las plantas, las algas son organismos autótrofos, es decir, capaces elaborar su propio alimento a partir de sustancias inorgánicas como el sol o el agua.

Se pueden enumerar muchas cualidades y especificidades de estos organismos, como el uso frecuente en algunos alimentos por su alto contenido proteínico, aminoácidos y aceites esenciales. Además, por tener polisacáridos y el agar, se usan para la elaboración de pasta dental, helados, tortas, chocolatinas y hasta cerveza.

También se utiliza para la producción de energía y biodiesel y, como si fuera poco, es útil como indicador del cambio climático y la calidad del agua. Un estudioso de este tema, al ver las algas que crecen en un reservorio acuífero podrá saber si está contaminada e incluso determinar la clase de contaminante.

Desde hace algún tiempo se utilizan en la biorremedación o descontaminación de aguas, imprescindible para preservar este recurso sin el que no existiría la vida.

Las algas son un organismo que sorprende por su infinita capacidad de adaptación; algunas especies viven en agua y otras en tierra. Se pueden encontrar en aguas con temperaturas muy bajas y en temperaturas altísimas, o en agua salada y otras especies en agua dulce.

Lo novedoso es que, a pesar de los grandes desarrollos científicos, en todos los campos de la ciencia, algunos elementos de las algas no se han podido sintetizar, es decir, reproducir artificialmente.

Y, claro, como cualquier otro organismo, no siempre es benéfico o de utilidad inmediata para el hombre. Algunas especies pueden ser nocivas, porque producen toxinas. Pero como la capacidad de inventiva de los humanos tampoco tiene límite, algunos investigadores laboran en el uso de éstas toxinas para hacer medicamentos y combatir los virus y bacterias que más lo perjudican y en este campo ya se han logrado incontables avances.

Para seguir describiendo este organismo es menester decir que la totalidad de las algas se reúnen en tres grandes grupos, las verdes, las pardas y las rojas y entre estos tres se agrupan las cerca de 13.500 especies conocidas por el hombre, hasta este momento.

Para estudiar las algas, del 5 al 10 de noviembre se reunieron en Cali las personas que más saben del tema en Iberoamérica, convocados por la Red Latinoamericana y del Caribe de Ficología que preside el profesor de la Departamento de Biología de la Universidad del Valle Enrique Javier Peña.

Vinieron expertos de 13 países y trabajaron arduamente por más de una semana para intercambiar ideas y, sobre todo, contar los resultados de las investigaciones que están desarrollando en sus laboratorios.

Uno de los investigadores participantes es el chileno residenciado en México, Gabriel Renato Castro Núñez, experto en biotecnología y cultivo de algas.

El investigador empezó por aclarar que las algas tienen dos componentes las microalgas y las cianobacterias que filogenéticamente son diferentes, es decir evolutivamente distintas aunque ambas hacen parte de este organismo.

Las microalgas son microscópicas, capaces de la fotosíntesis y contienen ácidos grasos polinsaturados, omega 6 y omega 3 que usualmente se extraen del pescado y lípidos. También son las encargadas de sintetizar, proteína, carotenoides y vitaminas esenciales para la vida. Además, producen exopolisacáridos o biopolímeros de los que se puede obtener plástico biodegradable.

Gracias a todo lo que producen las microalgas, los africanos y aztecas se alimentaban de algas, especialmente los mensajeros que tenía que recorrer enormes distancias y los guerreros que iban al combate. Por ello, los españoles le llamaban el alimento del diablo.

Las cianobacterias se reproducen como las bacterias y generan gran parte del oxígeno de nuestra atmósfera, son autótrofos y poseen clorofila. También son los productores de toxinas que en algunas especies pueden atacar las fuentes acuíferas. Por ello, se trabaja arduamente en la identificación y efectos de estas toxinas.

Gabriel Renato Castro expuso en detalle lo que se ha logrado investigar en ese aspecto, durante el XI Congreso Latinoamericano y del Caribe de Ficología que organizaron la Red Latinoamericana y del Caribe de Ficología y la Universidad el Valle, en Cali.

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