La realidad de Panamá a través de una cámara fotográfica

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Ruperto Miller, el maestro de fotografía.

La realidad de Panamá a través de una cámara fotográfica

Por David Carrasco

Ruperto Miller, de 74 años de edad, pasó a la historia con una fotografía en la que captó el instante en que el nervioso embajador de Estados Unidos en Naciones Unidas, John Scali, recogía del piso en Panamá una colilla de cigarrillo. La foto del diplomático inclinado fue publicada en el periódico estadounidense The New York Times, a cinco columnas, y causó gran impacto.

Miller recuerda el hecho como si fuese hoy. En una conversación con Bayano digital, evocó sus días como reportero gráfico en la agencia noticiosa United Press International (UPI), bajo la jefatura del corresponsal panameño Tomás Alberto Cupas.

El hecho noticioso acaeció en el contexto de la reunión del Consejo de Seguridad del organismo mundial, convocado en la capital panameña en 1973, mientras los pueblos del mundo se preparaban para dar un irrestricto apoyo a la lucha anticolonialista de los panameños y del proceso dirigido por el general Omar Torrijos.

Miller llevaba al hombro una cámara para captar los hechos sobresalientes en esa histórica reunión que generaba interés mundial y en la que Torrijos pronunció el discurso de apertura. El mandatario fue claro y contundente, y no dejó lugar a dudas de que proseguiría la lucha de los panameños para encontrarse con su destino:

“Panamá entiende muy bien la lucha de los pueblos que sufren la humillación del colonialismo, de los pueblos que nos igualan en restricciones y servidumbre, de los pueblos que se resisten a aceptar el imperio del fuerte sobre el débil como norma de convivencia, de los países que están dispuesto a pagar cualquier cuota de sacrificio para no ser sometidos por los más poderosos, de los hombres que no aceptan el ejercicio del poder político de un gobierno extranjero sobre su territorio que lo vio nacer”, resaltó entonces el jefe militar.

Miller desempeñó distintas funciones periodísticas y guarda en su mente muchos recuerdos de la utilización de su cámara. Incluso, relató el universo descubierto a los 21 años de edad, en una farmacia en Calle M, en Calidonia, de propiedad del costarricense Roberto Centeno. Allí, había una cámara para tomar foto de tamaño carnet y un estudio de revelado fotográfico, y ello despertó su curiosidad.

Laboró en el periódico Expreso, en el diario La República y El Heraldo, y captó el golpe de Estado de 1968 y la invasión de Estados Unidos a Panamá, en 1989. En la actualidad, ejerce como fotógrafo independiente y mantiene una vida menos agitada, pero con gran disciplina. A diferencia de profesionales reservados, siempre está listo para enseñar y compartir con otros sus conocimientos.

Tras una pausa en la entrevista, el veterano hombre vinculado al manejo y estudio de la imagen destacó que jamás olvida las palabras de uno de los jefes de la UPI, cuando dijo: “si tú posees tu propio medio para transmitir una foto, tienes una agencia”. El razonamiento lógico se confirmó años después, con los sistemas digitales para el envío masivo de textos y fotos a través de redes sociales.

Miller recomendó a los jóvenes fotógrafos desarrollar una cultura periodística. “Un fotógrafo debe estar en capacidad de escribir una noticia, no ser buenos escribiendo, pero debe hacerlo. Ello se aplica a los periodistas. Un periodista escribe mejor que un fotógrafo y un fotógrafo toma mejores fotos que un periodista, pero ambos hacen labores afines”, subrayó.

Sin embargo, apuntó que el profesional que usa una cámara “debe tener ética y darse a respetar”. En una ocasión estuvo en la disyuntiva de socorrer a una docente a quien se aproximaba una bomba de gas lacrimógeno o preparar la cámara, Escogió la primera opción y perdió una gran foto. “Hay que saber que la fotografía no es todo en la vida”, dijo antes de despedirse con una sonrisa.

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