Institutores víctimas de seguidores de Adolfo Hitler

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Hitler vive en los aparatos de Seguridad del Estado.

Institutores víctimas de seguidores de Adolfo Hitler

Por Jorge Chau

Poco antes de finalizar las hostilidades en la Segunda Guerra Mundial, el pueblo y las tropas Alemanas estaban firmemente convencidos que su país habían ganado la guerra. Incluso, 30 días antes que el ejército aliado entrase en Berlín, Hitler firmó un decreto ordenando destruir toda la ciudad, para evitar que el enemigo encontrase algo, cuando se diera la inevitable ingreso de los triunfadores. Pero el ciudadano común y las tropas seguían con la percepción que Alemania había derrotado al resto del mundo.

Hoy, la Ciencia Política observa que los gobiernos con poca credibilidad e intereses indecibles, reproducen el fenómeno del régimen hitleriano, con el fin de que la percepción popular active o desactive su participación, de acuerdo a oscuros propósitos de quienes los dirigen. Para tal fin, el control y manipulación de los medios de comunicación es indispensable. El mejor ejemplo de ello, es la judicialización de alumnos del Instituto Nacional.

En Panamá, se aplica al pie de la letra las directrices del poder político y económico en diversos medios de comunicación, con el fin de distorsionar la realidad nacional, ocultar la agenda del bloque de poder y proporcionar una percepción que impida construir una comunidad solidaria, consiente y participativa. Una Gestapo más sofisticada hace ese “trabajo sucio” de descrédito, para anular liderazgos y reducir los brotes de rebeldía o resistencia.

Decenas de ejemplos ilustran lo que está aconteciendo, pero lo ocurrido con la detención de estudiantes del Instituto Nacional ha encendido las alarmas del movimiento social alternativo. Ese movimiento reconoce que hubo una aberración jurídica sin precedentes, basada en evidencia circunstancial, sin posibilidad alguna de vincular concluyentemente a los imputados con hechos delictivos. Una coreografía preparada sirvió de base para autorizar el secuestro oficial de menores de edad por más de 90 días, con el consentimiento de la mal llamada justicia panameña.

En ese sentido, hay que destacar que los estudiantes del Nido de Águilas acusados de terrorismo, ya sea que participasen o no en infracciones, o si perdiesen o no el control y el sentido de responsabilidad ese día, han pasado más tiempo detenidos que el 95 por ciento de los imputados por casos de corrupción, abuso de poder, despojo del patrimonio estatal y vinculación con el crimen organizado internacional del gobierno pasado.

La acusación de terrorismo, pandillerismo y asociación para delinquir, etiqueta a esos menores como delincuentes y antisociales; y hace más daño que cualquier conducta inadecuada en la que pudieron involucrarse. Es evidente que el propósito del arresto fue aprovechar los acontecimientos para ese propósito indecible: judicializar la protesta social y criminalizarla hasta callar la voz del pueblo, que se alza contra un sistema de inequidad.

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