Hipocresía gringa ante supuesta intervención rusa en sus elecciones

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Injerencia e hipocresía.

José Gil De León Vargas
Economista

Para los estadounidenses, el escenario ha cambiado, debido a que hay otras fuerzas que se le enfrentan, como Rusia, China, Cuba y Corea del Norte. No es extraño que surjan historias de que los rusos intervienen en las elecciones estadounidenses. Asimismo, hay países como Inglaterra y Francia y, en menor medida Alemania, que se pliegan a los intereses hegemónicos de Estados Unidos.

En cuanto a Panamá, las espurias intervenciones extranjeras son de carácter político y militar, entre ellas las del 9 de Enero de 1964 y la invasión iniciada el 20 de Diciembre de 1989. Pero, los hechos y acciones intervencionistas van más allá del uso de las armas.

En la contienda electoral de 2009, se presentaron tres candidatos: Ricardo Martinelli, Juan Carlos Varela y Balbina Herrera. Esta última, candidata del PRD, presentaba clara ventaja para llegar a la Presidencia. Pero no era del agrado de la hegemónica potencia estadounidense. Por ello, Estados Unidos alió a Varela y Martinelli. En la casa de la embajadora estadounidense, Bárbara Stephenson, ambos accedieron, por presión, a ser mancuerna. Martinelli ganó con más del 60 por ciento de los votos emitidos.

En forma pública, nadie hizo alusión a ese suceso intervencionista. Balbina ni el PRD se hicieron sentir ante ese hecho, y es posible que Omar Torrijos se revolcase en su tumba, debido a esa afrenta. Los panameños fueron tratados entonces como imbéciles de una república bananera. Para vergüenza de todos, el PRD no ha realizado un análisis de esa derrota, llena de injerencias externas, y queda mucho trabajo político que hacer para enrumbar al partido y ser una alternativa electoral en el país en el 2019.

Además de las numerosas intervenciones en Panamá, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y el Departamento de Estado de Estados Unidos durante mucho tiempo a cargo de Henry Kissinger, promovieron el Plan Cóndor para derrocar gobiernos legítimos en Chile, Uruguay, Argentina y Brasil.

Es indispensable referirse al caso de Venezuela, que por sus riquezas en petróleo, metales raros, oro, hierro y abundantes fuentes hibridas, es apetecido por las denominadas “7 hermanas” petroleras. Es necesario recordar que en 2002, Estados Unidos financió un golpe de estado, en connivencia con un sector de los militares y la derecha venezolana, para derrocar al comandante Hugo Chávez. La ofensiva fracasó ante el enérgico rechazo popular.

Hasta ahora, dentro y fuera de Panamá, son pocos los que se han pronunciado con la fuerza de Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.

En ese marco, hay que resaltar la hipocresía estadounidense, que se queja del supuesto intervencionismo ruso en sus elecciones internas, en tanto que las suyas son producto del derecho divino y su autoproclamado Destino Manifiesto.

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