Hablemos de la OCDE

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Hablemos de la OCDE

Por Erick Simpson Aguilera

Analista Económico

Sí, es cierto. Panamá accedió a someterse a los estándares de intercambio automático de datos bancarios establecidos por la OCDE, lo cual considero es una “buena” medida para evitar más daños a nuestra imagen y economía, toda vez que la OCDE había subido el nivel de su guerra contra Panamá, demostrando que las potencias que rigen dicho organismo estaban dispuestas a destruir nuestra reputación y economía si fuera necesario, y una guerra de esa magnitud contra tamaño enemigo no había forma de ganarla, lo que no implica que debamos pasar por alto el diferendo bilateral con Francia, que atentó contra Panamá y se merece medidas reciprocas de retorsión, comoquiera que si permitimos que un país atente contra nuestro nombre, imagen y economía, por el proceder de una firma de abogados, abriremos las puertas a nuevos abusos y ataques infundados.

Ahora bien, es bueno dejar constancia a la faz del mundo que tiene por aquello del poder mediático la impresión de que Panamá es el villano, mientras las potencias de la OCDE, como son USA, Reino Unido, Alemania y Francia, son los justicieros que velan por la transparencia del sistema financiero global y promueven las buenas prácticas que, los paraísos fiscales no serán erradicados, ni terminará el blanqueo de capitales toda vez que, ahora la actividad tendrá carácter de exclusividad para las guaridas fiscales de la OCDE como son USA, UK y Alemania. Aclaro para aquellos que les gusta interpretar todo al revés que, no estoy diciendo que Panamá debe ser un paraíso fiscal porque otros también lo son; estoy poniendo de relieve la hipocresía de la OCDE.

Sé que resulta inverosímil para las personas documentadas, las que leen, investigan y piensan, que todavía exista gente tan aborregada como para comprar el cuento de las potencias que se venden como impolutas, justas y el modelo a seguir, pero aunque no lo crea la gran mayoría de la población mundial ha sido inoculada, programada, entrenada y “educada” para ver a las potencias que depredan la tierra, que invaden países para despojarlos de sus recursos naturales, que esclavizan pueblos enteros para hacer riqueza, que bombardean con sus “armas de paz” a naciones para “liberarlas de tiranos”, que se enriquecieron saqueando América y esclavizando a África, que son los herederos del imperio romano, incluyendo a USA que es un país europeo aunque geográficamente esté ubicado en América (no explicaré nada). Reitero, les han enseñado a ver a esas potencias, que viven de la rapiña, como si fueran sus libertadores, superiores, quienes imparten justicia, imponen el orden, velan por el desarrollo y los derechos humanos, y nos iluminan con sus grandes logros científicos, sacándonos a los “países inferiores” del oscurantismo y mil hierbas aromáticas por el estilo.

De manera que, a riesgo de ser tildado de resentido, procedo a aclarar algunos temas sobre la denominada OCDE, a la cual cuando la catalogo de cartel mafioso no pocos lectores sensibles se escandalizan y preferirían que me mantuviera en el esquema de respeto a quienes irrespetan a mi país tildándolo a la faz del mundo entero como lo peor, como un mal ejemplo, como el último bastión de la evasión fiscal (y Delaware, Londres, etc?), como una cueva de ladrones que vive del lavado de dinero, desconociendo a los verdaderos motores de nuestra economía como es el canal por ejemplo, y catalogándonos a los panameños como gente mala tal cual afirmó el tal Michel Sapin, cuyo apellido le cae como anillo al dedo.

Así las cosas, pregunto: ¿por qué se supone que debo respetar a quienes irrespetan a mi nación?

¿Será que así como sucede con los atentados de Paris y Bruselas que le duelen al planeta entero, mientras les tienen sin cuidado a los domesticados ciudadanos del planeta los atentados en Pakistán, África, etcétera, las potencias tienen el derecho de insultarnos a los panameños usando perversamente el nombre de nuestra nación (Panamá Papers) para estigmatizarnos en el mundo entero, y nosotros tenemos el derecho a respetarlos y callarnos la boca? Una y mil veces no.

Verdaderamente que, el denominado caso de los infame Panamá Papers ha sido una suerte de experimento social para mí, comoquiera que he podido estudiar el proceder de las potencias y la reacción que encaja con el Síndrome de Estocolmo de no pocos panameños cuya capacidad de análisis se limita al dualismo. Me explico, asimismo como muchos panameños creen que si tú críticas al Partido Panameñista es porque eres PRD y viceversa, y no pueden concebir en su estrecho esquema mental que exista gente que no sigue agendas politiqueras y critica a un partido u otro por razones verídicas y no por antagonismo o favoritismo con ninguna de las facciones políticas. Asimismo, algunos panameños interpretan mis artículos en contra de la OCDE y Francia como una defensa a Mossack Fonseca, o como una apología a los paraísos fiscales, conclusión arbitraria a la que llegan porque no pueden realizar análisis complejos separando las partes de los conceptos y argumentos abordados.

Dicho en un castellano más simple, una cosa es la defensa de mi país cuando siento que está siendo injustamente pisoteado por el actuar de una firma de abogados, y otra diferente sería avalar el actuar de dicho bufete, defender a los paraísos fiscales, o promover el lavado de dinero. Es decir, se puede estar en desacuerdo con Francia y la OCDE sin hacer apología del delito.

No seas de aquellos panameños que, con tal de atacar al gobierno, no les importa hacerle daño al país y avalan los ataques de Francia, demostrando cero amor patrio. Tampoco seas como aquellos medios de comunicación panameños que con tal de ganar rating y ser parte del escándalo mundial del año, son capaces de traicionar a la patria permitiendo que se pisotee nuestro nombre, léase, que se asocie el nombre Panamá a un escándalo de talla global.

En cuanto al término de cartel mafioso, con el que me dirigí a las potencias de la OCDE en un artículo anterior, incomodando a algunos lectores, vuelvo al mismo punto: ellos nos insultaron primero a los panameños, ergo les recordé con una buena dosis de realidad su cruda historia ampliamente documentada.

Sí, así es y lo repito, la historia de las potencias ampliamente documentada los desenmascara y demuestra su proceder cual cartel mafioso. Me explico:

Corrían los años 1856 a 1860, cuando Reino Unido y Francia, avalados por USA y Rusia, le hacían por segunda vez la guerra a China para que ésta permitiera el tráfico de opio, y abriera sus puertos al comercio con occidente.

Por loco que nos parezca en 2016, al Reino Unido para balancear su comercio con China que le era deficitario, se le ocurrió la fantástica idea de traficar opio a la China, idea loca que por supuesto no les pareció a los chinos cuyos ciudadanos estaban cayendo presa de la adicción al opio promovida por Reino Unido, de manera que dicha potencia europea dos veces le hizo la guerra a China para que permitiera el tráfico de drogas en su tierra y la segunda vez (1856-1860) reitero, con la ayuda de Francia, USA y Rusia, triunfando en las dos guerras del opio las naciones pro narcotráfico, lo que se tradujo en libre tráfico de opio a la China. ¿Qué tal?

De modo que, cuando digo que las potencias que hoy lideran la OCDE actúan como un cartel mafioso, sé a lo que me refiero y puedo sustentarlo.

Sí, yo sé que algunos alegarán que esas guerras del opio pertenecen a otros tiempos ya superados (1860), razón por la cual les pregunto a quienes así opinan, ¿por cuál “extraña” razón el tráfico de amapola (opio) se disparó en Afganistán hasta crecer 40 veces, después que el país fue invadido en 2001 por la coalición liderada por USA para derrocar al Talibán?

A propósito, en esa coalición liderada por USA contra Afganistán también participaron beligerantemente Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, etcétera. Y no estoy diciendo que el Talibán era un buen gobierno. Lo que señalo es el hecho ampliamente documentado de que después que las potencias que lideran la OCDE, que pretenden dictarnos cátedra de moral a los panameños, invadieron Afganistán “logrando controlar el país” y establecer un gobierno marioneta, el tráfico de amapola (opio) se ha disparado abismalmente (40 veces). ¿Será que las guerras del opio son cosas del pasado?

En fin, saludos cordiales y puede que Panamá no sea el país más inocente del mundo, pero al lado de Francia, USA, Reino Unido, Alemania y demás potencias de la OCDE, somos unos santos que nos merecemos el paraíso ya mismo.

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