Expedición científica a la República Dominicana

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Expedición científica a la República Dominicana

¿Cómo eran los arrecifes de coral del Caribe, antes de la llegada de los humanos?

STRI Panamá

Hace unos 7,000 años, la cuenca del Lago Enriquillo, en la República Dominicana, era una bahía protegida, bordeada por una franja de 100 km de arrecifes de coral. Luego que el delta de un río bloqueara la entrada de la bahía, el mar se evaporó dejando un lago salado de 42 metros bajo el nivel del mar. Con el tiempo, los canales de tormenta tallaron a través de los arrecifes fósiles expuestos. La exploración de las altas paredes de arrecife de coral fósil sólido es lo más cerca que los científicos pueden llegar a retroceder en el tiempo.

Una característica distintiva del Antropoceno es la velocidad a la que los humanos dejan un sello permanente en el registro geológico de la Tierra. Los principales cambios ambientales que juegan habitualmente a lo largo de decenas de miles de años ocurren durante generaciones humanas.

El deterioro de los arrecifes del Caribe sucedió tan rápido, que se nos escapa una clara imagen de las comunidades de arrecifes saludables hace un siglo. Llenar este vacío de conocimiento es tan esencial como la comprensión de cómo los restos de arrecifes han demostrado ser resistentes a la contaminación, la sobrepesca, las enfermedades, el calentamiento y la acidificación del océano. Una vez que los científicos y conservacionistas averigüen lo que se necesita para que las comunidades de arrecifes reviertan el curso, necesitarán un criterio para medir el éxito de su restauración.

La creación de esa herramienta es uno de los objetivos del proyecto de Línea de Base del Caribe del científico del Smithsonian, Aaron O’Dea, que recientemente concluyó una intensiva gira de campo de dos semanas a dos sitios de arrecifes fósiles espectacularmente conservados.

O’Dea y su equipo – los becarios del Smithsonian Erin Dillon y Mauro Lepore junto al administrador del laboratorio de O’Dea, Félix Rodríguez – colectaron decenas de muestras a granel de los arrecifes fósiles expuestos. Se centraron en sitios que tenían diminutos sedimentos fósiles bien conservados que les ayudan a reconstruir la composición de toda la comunidad de arrecifes hace miles de años. Estos incluyen los huesos del oído de peces (otolitos), las partes espinosas del esqueleto de esponjas (espículas), microscópicos protozoos (foraminíferos), y, como parte de una nueva técnica de investigación utilizada por primera vez por Dillon, las escamas de tiburones (dentículos dérmicos).

¿Dónde están los tiburones?

Utilizando estos dentículos diminutos y difíciles de encontrar (una bolsa de 10 kg de sedimentos puede contener sólo 25 de ellos), Dillon espera descubrir cómo eran las comunidades sanas de tiburones en los arrecifes del Caribe. Como depredadores, los tiburones desempeñan un papel clave en la formación de los ecosistemas de arrecifes, y los dentículos son la mejor pista disponible para la reconstrucción de la línea de base de los tiburones del Caribe antes de los humanos.

Para evaluar si las comunidades de tiburones han cambiado con el tiempo, el equipo necesitó colectar muestras de los arrecifes modernos que se podían comparar en lo más posible a los fósiles. Durante la gira de campo, Dillon y Lepore tomaron muestras de sedimentos de los arrecifes degradados de la Bahía de Samaná, que son ecológica y geográficamente similar al Lago Enriquillo antes de que se aisló del Caribe.

Las muestras de República Dominicana ayudan a expandir el proyecto del laboratorio O’Dea en Bocas del Toro, Panamá, donde han estado trabajando para establecer una línea de base cuantitativa de arrecifes de coral con la que puedan comparar la ecología y la salud de los arrecifes del Caribe durante la era de los humanos.

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