El cambio climático ya está causando estragos en la población de pingüino azul de Nueva Zelanda

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Pingüinos azules. (Foto: JJ Harrison (jjharrison89@facebook.com)/(Wikipedia).

Ocean Sentry

Los pingüinos azules (Eudyptula minor) que este año han llegado muertos a las playas de Nueva Zelanda probablemente murieron debido a las condiciones del mar extremas, según advierten los científicos, y añaden que el cambio climático, y las enormes tormentas que éste trae consigo, podría elevar el número de muertes así como el de otras especies marinas vulnerables.

Las condiciones climáticas extremas, incluidos varios ciclones tropicales y temperaturas de la superficie del mar extremadamente cálidas, han provocado la muerte de muchas de estas aves en la parte septentrional de la Isla Norte.

Las necropsias practicadas a 11 de las aves recogidas entre marzo y abril revelan que éstas estaban famélicas cuando murieron.

La Dra. Karen Baird, experta en aves marinas de la organización Forest and Bird, y el Dr. Daniel Thomas, de la Universidad Massey, hallaron que todas las aves habían agotado sus reservas de grasa y habían empezado a usar su músculo pectoral como fuente de energía, provocando una emaciación.

Diez de las aves tenían el estómago vacío, una había ingerido una pequeña cantidad de hierba y todas mostraban signos de inanición.

“Estas aves murieron de hambre tras verse sometidas a una serie de eventos climáticos severos que podría haberles impedido poder alimentarse, lo que explicaría las muertes de muchos cientos de otros pequeños pingüinos en el norte de la Nueva Zelanda”, dice.

“También hallamos que la mayoría de estas aves había completado la muda recientemente”.

La muda puede llevar entre tres y cuatro semanas, tiempo durante el cual las aves no suelen alimentarse. Esto se debe a que no pueden nadar sin la protección de sus plumas para mantener el calor, explica.

“Una vez regresan al mar necesitan alimentarse para volver a ganar rápidamente el peso perdido”.

Baird dice que las olas de calor registradas en el mar de Tasmania, que también afectaron a la corriente este de Auckland, elevaron la temperatura de la superficie del mar.

“Las altas temperaturas habrían afectado a la productividad y, por tanto, al abastecimiento de alimento. Probablemente, las temperaturas más altas han exacerbado una serie de tormentas estivales causando turbidez del agua, provocando menos visibilidad en momentos críticos para esta pequeña ave”.

Los pingüinos son depredadores visuales y necesitan poder ver para alimentarse.

“Nos preocupa que con el cambio climático – temperaturas del mar más altas y mayor frecuencia de tormentas estivales – estas muertes puedan ser cada vez más comunes y lo que ha sido un único evento en 20 años acabe convirtiéndose en la norma”.

“Poblaciones como las de pingüino azul y otras especies pueden recuperarse de los eventos poco frecuentes mediante la reproducción, pero si estos eventos ocurren con más frecuencia la población no tiene posibilidad de recuperarse”.

“Creo que no podemos dar por sentado que tendremos pingüinos siempre a menos que empecemos ayudarlos de forma activa”.

En enero también se reportaron las muertes de cientos de pardelas, petreles, patos-petrel piquicorto y cormoranes junto con peces globo a lo largo de los litorales.

El pingüino azul está ampliamente distribuido alrededor de la isla de Nueva Zelanda y otras poblaciones como las de Oamaru, en la isla Sur de Nueva Zelanda, no han sufrido el mismo destino.

“Tenemos muy poca información sobre la tendencia de la población de Oamaru y las necropsias realizadas proporcionan información crucial”.

“Fuera de las reservas y poblaciones protegidas su distribución parece estar reduciéndose y su población disminuyendo”.

“No conocemos la población en Auckland o cuántas de estas muertes podrían haberla afectado”, añade.

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