Crecimiento sin equidad estremece a Panamá

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La desigualdad en Panamá tiene dos rostros.

Crecimiento sin equidad estremece a Panamá

Por M. Omar Domínguez
Analista financiero y dirigente juvenil

En una comparación interna en fusión del tiempo, Panamá está en un ritmo de crecimiento saludable, pese a que hace cinco años éste era de dos dígitos. En otras palabras, el país está a buen paso en la exigente prueba del maratón, mientras que en otra competencia anterior se asistía a un sprint de 100 metros planos. Los generadores del pensamiento económico reconocen que no es sostenible llevar a un país con una carrera acelerada, sin control.

Realidad y virtualidad

América Latina crece al 1,6% anual, mientras que en Panamá ha sido proyectado un crecimiento de 5.4% en 2016. Este país encabeza el crecimiento de la región sólo por detrás de República Dominicana (5.8%). Este crecimiento se produce con una inflación baja del 1.5% y una tasa de desempleo del 5.5%. Las cifras permiten colegir que Panamá está en “buenas condiciones”, pero adolece de un grave problema: la falta de equidad que engendra conflictos sociales y excluye a sectores del desarrollo humano.

Las condiciones económicas descritas no reflejan una distribución equitativa en los cuatro millones de personas que habitan en este país. Es por ello, que Juan Pérez pregunta: Si a Panamá le va tan bien, como dicen los informes oficiales, ¿dónde está el dinero que yo no lo veo? La pregunta es válida y viene como anillo al dedo, respecto al análisis de los indicadores macroeconómicos.

Es necesario advertir que el presupuesto de inversiones públicas está mal distribuido, con un 76,8%, localizado en la provincia de Panamá, y un 23,2% para el resto del país, que alberga a un 47.3% de la población. Las actividades realizadas por panameños que habitan fuera de la capital, no reciben un apoyo proporcional por parte del gobierno y las instituciones estatales, y ponen en primer plano la justicia.

Las carencias abarcan desde el agricultor desprovisto de seguridad al comercializar su producto, hasta la maestra y sus alumnos, que no tienen la oportunidad de recibir y brindar una educación con las herramientas dignas del segundo país que más crece en América Latina. No hay que ser un genio para saber que es necesario generar una política incluyente para los panameños que viven esa realidad.

Cuando Juan Pérez se pregunte ¿y ahora quién podrá ayudarnos?, su última opción será el voto de confianza a los políticos tradicionales. Esto se debe a que los ciudadanos perciben que los políticos con mentalidad clientelista no están alineados con las necesidades y que sólo velan por sus intereses personales.

Tal vez, ello explique por qué en otras regiones del mundo la gente haya apostado por el populismo, una tendencia que terminó por darle el triunfo a un magnate Donald Trump en Estados Unidos. Trump aprovecho la frustración del pueblo estadounidense para hacerse de la Casa Blanca, en unas polémicas elecciones.

Aún estamos a tiempo de revisar y proponer qué vamos a hacer con un país que en los números económicos se ve muy bien, pero que posee muchos flacos y pocos gordos, a causa de la inequitativa distribución de las riquezas y el expolio del patrimonio nacional. Sin duda, muchos mueren de hambre, mientras otros con poder económico mueren de gula e indigestión.

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