Bosques tropicales secundarios suben de peso rápidamente

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En esta imagen, Luis Aguilar mide el diámetro del árbol. (Crédito de imagen: Sean Mattson, STRI).

Bosques tropicales secundarios suben de peso rápidamente

STRI Panamá

Cada cinco años, más de 200,000 árboles se miden en la parcela de la red ForestGEO del Smithsonian en Isla de Barro Colorado en Panamá.

La rapidez en que los bosques tropicales se recuperan después de deforestados tiene importantes consecuencias para la mitigación del cambio climático. Un equipo que incluye a científicos del Smithsonian descubrió que algunos bosques tropicales secundarios recuperan rápidamente su biomasa: la mitad de los bosques en el estudio alcanzó el 90 por ciento de los niveles de los bosques primarios en 66 años o menos. Los planificadores de conservación pueden utilizar el mapa de recuperación de la biomasa resultante para América Latina en priorizar los esfuerzos de conservación.

“La regeneración de los bosques secundarios podría desempeñar un papel fundamental en la captura de carbono y la mitigación del cambio climático”, comentó Daisy Dent, investigadora asociada en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en Panamá y profesora de la Universidad de Stirling. “Sin embargo, los estudios anteriores han tendido a centrarse en sitios individuales. Este estudio reúne los datos de muchos sitios que abarcan todo el Neotrópico. Nos ilustran que los bosques secundarios son altamente productivos y resistentes”.

Menos de la mitad de los bosques tropicales del mundo son bosques primarios o maduros; el resto está volviendo a crecer después de la tala y otras alteraciones. El reciente estudio se centró en los bosques secundarios que vuelven a crecer en suelos casi completamente deforestados para la agricultura. Aunque estos bosques son conocidos por acumular carbono rápidamente, el determinar qué tan rápido recuperan y restauran los servicios de los ecosistemas proporcionados por los bosques maduros era incierto debido a las inconsistencias en los métodos utilizados en los estudios anteriores.

Este estudio no tiene precedentes en su alcance: 45 sitios en ocho países, 1,478 parcelas de estudio y más de 168,000 árboles. Los sitios cubrieron el rango latitudinal completo de los trópicos, desde los 20 grados norte, en México a 22 grados al sur de Brasil, y se extendieron a través de áreas de alta a baja precipitación y baja a alta fertilidad del suelo. También se consideró la extensión de la cubierta forestal en el paisaje de los alrededores (que indica la disponibilidad de semillas de árboles para la regeneración) y la intensidad del uso anterior del suelo.

Después de 20 años de recuperación, la biomasa promedio en estos bosques en regeneración se calculó que era equivalente a una tasa de absorción de carbono 11 veces superior al de los bosques primarios amazónicos, y más del doble que la de bosques amazónicos con tala selectiva en los que el impacto reducido por técnicas de tala había sido utilizado. Sin embargo, las tasas de acumulación de biomasa diferían mucho entre los sitios. Los sitios con mayor precipitación tuvieron tasas superiores absolutas de acumulación de biomasa. No se encontró que tenían un efecto la fertilidad del suelo, la cubierta forestal local y uso anterior del suelo. Sin embargo, el aumento de la fertilidad del suelo mejoró la tasa relativa de acumulación de biomasa en comparación con los bosques primarios en la misma zona.

Los autores produjeron un mapa del potencial de recuperación de biomasa y la captura de carbono a través de los trópicos del Nuevo Mundo. Áreas tales como los bosques secos de México y el noreste de Brasil tenían tasas bajas de recuperación, mientras que los bosques húmedos de América Central y gran parte de la Amazonía tenían altas tasas de recuperación. En las zonas de bosques húmedos, donde el potencial de acumulación de biomasa es más alto, la restauración y reforestación pueden ser las actividades óptimas de uso del suelo. Cuando la capacidad de recuperación de los bosques es menor, tales como los bosques estacionalmente secos, un mayor énfasis se debe poner en la protección de los bosques existentes para minimizar la pérdida de éstos.

“Las colaboraciones como la que se ilustra aquí por la Red 2ndFor, en el que el seguimiento y manipulaciones en los sitios, nos permiten poner a prueba las hipótesis mecanicistas relacionadas con el desarrollo forestal, y el análisis a gran escala a través de sitios que permiten la síntesis robusta, son de importancia crítica en la era del cambio global”, comentó Jefferson Hall, científico del Smithsonian y director del Proyecto Agua Salud en la Cuenca del Canal de Panamá.

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