Batalla por Corte Suprema abre interrogante en EE.UU.

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Batalla por Corte Suprema abre interrogante en EE.UU.

Por Luis Beaton

La Habana, feb (PL) – La batalla por llenar la vacante del juez Antonin Scalia, un icono conservador en la Corte Suprema, abre serias interrogantes que pueden cambiar el curso del país e influir en las elecciones de este año.

Tras conocerse el deceso del magistrado, el sábado, se desencadenó una batalla partidista inmediata, sobre una vacante que podría cambiar la forma del Tribunal Supremo en los próximos años, ya que el presidente Barack Obama se comprometió a nombrar a un sucesor.

Los republicanos del Senado piden que se deje al próximo presidente llenar el asiento y, según un análisis que publica el diario The New York Times, ambas partes comenzaron a sentar las bases para lo que podría ser una lucha titánica de confirmación, alimentada por grupos de intereses ideológicos.

El presidente anunció su intención de “cumplir mis obligaciones constitucionales al designar un sucesor a su debido tiempo”.

El tono del presidente dejó pocas dudas de que él tiene la intención de utilizar toda la potencia de su cargo para tratar de dejar una huella definitiva en el Tribunal Supremo, instancia en la que ya nombró a los jueces Sonia Sotomayor y Elena Kagan, y su selección debe conformar un foro más balanceado, luego que anteriores administraciones republicanas lo inclinaron hacia la derecha.

No obstante, los republicanos están dispuestos a echar la pelea con el argumento de que con sólo 11 meses que le quedan en el cargo a Obama, debería dejar la elección al ganador de las elecciones generales de noviembre.

Con 54 escaños en el Senado, los republicanos tienen el poder de bloquear la confirmación de cualquier propuesta enviada por el presidente si se mantienen unidos.

Todo parece indicar que la Casa Blanca no perderá esta oportunidad y no dejará el asunto al próximo presidente.

Según el senador Harry Reid, líder de la minoría demócrata en la Cámara alta, sería algo irresponsable no cubrir esa vacante, y una vergonzosa abdicación de una de las responsabilidades constitucionales más esenciales del Senado.

El fallecimiento del magistrado también llega en momentos en que el país está en campaña electoral, lo cual enturbia más el escenario.

Anoche, en un debate de los republicanos el puntero en las encuestas de la agrupación roja, Donald Trump dijo que «si yo fuera presidente ahora, sin duda quiero tratar de nombrar a un juez», aunque aseguró que el líder del Senado, el republicano Mitch McConnell y todos los demás tratarán de detenerlo.

Más conservador sobre el tema fue el gobernador de Ohio, John Kasich, quien instó a Obama a esperar o buscar un candidato de consenso, mientras que otros como el senador Ted Cruz se oponen y piden que sea el próximo mandatario.

Algunos análisis apuntan a que la Casa Blanca debe buscar un candidato de consenso, pero que no sea conservador, y más en momentos que el máximo tribunal debe decidir asunto como la constitucionalidad de los alivios migratorios dictados por Obama en 2014.

Obama ya instaló a dos liberales fiables en el alto tribunal, los jueces Sotomayor y Kagan, y la adición de otro de esa tendencia para remplazar a una voz conservadora como la del finado Scalia puede alterar la jurisprudencia sobre cuestiones como la justicia penal, los derechos civiles y la acción afirmativa, señalan expertos legales.

La última vez que el Tribunal Supremo vivió un gran cambio, fue en 1991, cuando el presidente George W. Bush nombró al conservador Clarence Thomas para sustituir al liberal Thurgood Marshall y desde entonces el máximo tribunal mantuvo una mayoría conservadora.

Llama la atención que un conservador como el senador republicano Lindsey Graham dice que no apoyará un nuevo candidato al Tribunal Supremo a menos que sea presentado por consenso.

La Corte Suprema tiene en Estados Unidos una influencia mayor que en otros países, con mucho peso político y en muchas ocasiones se pide su intervención para hacer de árbitro en temas espinosos, lo que la convierte, en los hechos, en una especie de Parlamento sustituto.

Con Scalia, en el puesto había un predominio de jueces conservadores de 5 a 4, por lo que muchas de las decisiones se producían siguiendo esa línea.

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