Bitcóin, revolución económica de futuro impredecible

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Criptomonedas en el mercado.

Universidad de los Andes (Colombia)

Las compras por internet se han convertido en una de las formas más eficaces de adquirir productos. La enorme penetración de celulares, tabletas y computadores en los hogares, así como el auge de las plataformas que ofrecen la posibilidad de compras virtuales, ha generado un mercado que cada vez se hace más fuerte. A la par que crece el mercado, también aumentan las opciones para realizar los pagos. Y allí es cuando nacen las criptomonedas, dinero virtual que facilita el intercambio en internet. Por ejemplo, usted quiere comprar un celular a través de una página web y, para pagarlo, va a usar una moneda virtual, como bitcóin.

Para garantizar esta transacción, existe una especie de libro Bitcóin, contable virtual, comparable con el que tienen las empresas para detallar sus movimientos contables. La idea es que la persona que le venda el teléfono podrá revisar si el dinero virtual con el que usted va a pagar sí existe y encontrar movimientos similares hechos en días anteriores. Esto busca garantizar que la criptomoneda no haya sido usada antes y así evitar fraudes.

Tenga en cuenta que este libro contable no es como el de una unidad centralizada, como un banco, por ejemplo. Así que el proceso de confirmación de la viabilidad de la compra del celular se hace a través de miles de computadores alrededor del mundo que con modelos matemáticos validan la transacción y además tienen acceso a la información de cada usuario, excepto su identidad. Miles de personas determinando si usted sí tiene dinero, si usted sí es confiable y si usted no está cometiendo una estafa.

Esto busca conjurar problemas como el de la falsificación de billetes físicos, tratando de eliminar la posible duplicidad de los archivos de bitcóin.

Ese libro contable virtual es, entonces, un bloque de ordenadores que revisa, filtra y comprueba los datos y aprueba transacciones.

Se llama blockchain y es una tecnología que nació simultáneamente con la primera criptomoneda: el bitcóin. Un modelo revolucionario El modelo del blockchain se hizo público en 2008 gracias a la divulgación de un documento llamado “Bitcóin: un sistema de caja electrónica de igual a igual”, publicado por Satoshi Nakamoto. En realidad, Nakamoto es un seudónimo y, hasta ahora, no se conoce su identidad, aunque se especula que se trata de un grupo de blogueros y programadores que trabajaron en conjunto para eliminar a los intermediarios en los procesos de transacciones económicas.

La publicación de este texto originó el fenómeno conocido hoy como criptomonedas, basado en una tecnología enteramente digital, es decir que no requiere más que un ordenador y una contraseña para funcionar; son formatos binarios que se almacenan en la web. No necesita hardware especial ni descargas de programas.

No existe fuera del mundo digital, no se imprime, no se puede guardar en la billetera ni llevarse en el bolso o los pantalones. Carlos Arcila, profesor de Mercado de Derivados en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, explica que el activo digital que es el bitcóin “busca abaratar costos y reducir el tiempo que toma hacer una transacción. El sistema del bloque (blockchain) revisa que ambas partes cumplan los requisitos y el dinero se traspasa al instante. No hay terceros, no hay costos por servicios, se puede usar en cualquier país”.

Para poder efectuar estas transacciones, cada diez minutos hay un grupo de personas que tienen la posibilidad de trabajar desbloqueando bitcoines a través de un proceso conocido como minería. Los mineros resuelven problemas matemáticos a través de un software especial para minado. La recompensa por resolver esos algoritmos es un número de bitcoines para el minero, lo que hace que la criptomoneda se habilite en internet y que más y más personas decidan llevar a cabo este proceso de minería.

Cada vez, los algoritmos y procesos de minería son más complejos, y persiguen el fin de evitar un ataque de hackers. Estas mismas personas que minan son las que ponen la moneda a circular y son las que componen el conjunto de blockchain y además están encargadas de aprobar las transacciones. De esta manera, en la red hay un número de criptomonedas que un usuario puede comprar y usar para realizar movimientos. Muchos comparan el bitcóin con el oro, es decir que es un producto finito.

Se calcula que se minarán en total 21 millones de bitcoines y allí se detendrá su minería. Estos movimientos de dinero son públicos, no así las identidades de quienes los hacen. Cada persona que use bitcóin debe tener una billetera virtual que puede ser vista por los mineros y por los otros usuarios y solo quienes hacen transacciones entre sí conocen la identidad del otro. El valor de los bitcoines varía de acuerdo con los movimientos de oferta y demanda.

En agosto 29, la criptomoneda alcanzó un máximo histórico de 4.548 dólares, para luego bajar de nuevo. En septiembre del 2017, un solo bitcóin llegó a costar 4.200 dólares, aunque ese valor varía según las fluctuaciones del mercado, igual que el oro o el petróleo. Es imposible predecir cuál será su comportamiento futuro, pero lo cierto es que este fenómeno se ha convertido en una suerte de bola de nieve, que no se sabe en dónde va a parar y que tiene a países de todo el mundo concentrados en el debate sobre su legalidad y prácticas de buen uso.

China, por ejemplo, anunció en septiembre del 2017 que busca cerrarles el paso a lugares donde se comercialice bitcóin con el fin de regular este mercado. En ese mismo mes, Jamie Dimon, directivo de la multinacional bancaria JP Morgan, con base en Estados Unidos, calificó la criptomoneda como “fraude” y anticipó que es una burbuja que bien podría reventar en poco tiempo.

El profesor Arcila cree que por causa del anonimato proporcionado por la tecnología de blockchain y el uso de criptomonedas, pueden llegar a realizarse pagos de actividades ilícitas. En 2016, la Oficina Europea de Policía (Europol, en inglés) aseguró que cibercriminales están usando bitcóin para exigir rescates, tras secuestrar datos a empresas como Telefónica. Tal fue el caso del virus Wannacry, que en mayo inició un ataque a 230.000 computadores, incluidos los de grandes organizaciones en 150 países del mundo y con el cual hackers se hicieron a cientos de gigas de información por la que pedían altas sumas de dinero en criptomoneda para liberarlas. También existe la tangible posibilidad de que exista fraude.

En Colombia hay temores de que el uso de bitcóin pueda llevar a estafas tipo piramidal, en las que se pide a usuarios que inviertan su dinero con la promesa de multiplicarlo a la vuelta de algunos meses.

Y la posibilidad de un robo por hackers sigue en aumento. En Japón, durante el 2016, una compañía comercializadora de bitcóin admitió que una fisura en su seguridad provocó el hurto de criptomonedas valoradas en 65 millones de dólares.

Por estas razones, el también profesor de la Facultad de Derecho de Los Andes Nelson Remolina dice que el futuro de la criptomoneda es difícil de vislumbrar, justamente, por su falta de regulación.

Pero agrega que habrá que esperar qué decisión toma Estados Unidos sobre su uso en su territorio. Y es que hace algunos meses, la nación norteamericana rechazó su legalidad, aunque otras potencias como Rusia y Japón ya permiten compras con esta divisa de manera pública.

Esto puede ser un claro indicio de que el modelo de las monedas virtuales está apenas comenzando. Y aunque predecir su futuro es una tarea que se antoja imposible, para los expertos la verdad es que la revolución de las criptomonedas hará girar a una parte del mundo en el futuro cercano.

¿Es legal en Colombia?

No está regulado en Colombia. El profesor de la Facultad de Derecho de Los Andes Nelson Remolina explica que “la Constitución de Colombia asigna al Congreso de la República expedir una ley mediante la cual, entre otras, se determine ‘la moneda legal, la convertibilidad y el alcance de su poder liberatorio, y arreglar el sistema de pesas y medidas’ (artículo 150, numeral 13).

El Banco de la República, por su parte, tiene como función “regular la moneda, los cambios internacionales y el crédito; emitir la moneda legal’ (artículo 371)”. La Superintendencia Financiera insiste en que en Colombia a bitcóin no se le puede llamar moneda y no tiene la equivalencia legal del peso. Además, se refiere a este como un activo virtual que puede acumular y perder valor.

Por su parte, la Superintendencia de Sociedades ha lanzado advertencias a los usuarios por posibles fraudes piramidales, pero tampoco ha calificado de ilegal la criptomoneda. Hasta septiembre del 2017, el Congreso de Colombia no se encontraba debatiendo ningún proyecto de ley sobre criptomonedas.

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