Agricultura familiar demanda apoyo oficial en Panamá

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Productores de arroz viven en la incertidumbre en la arrocera.

Agricultura familiar demanda apoyo oficial en Panamá

El subdirector Nacional de Semillas del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap), José Alberto Yao, sostuvo que se requiere encontrar respuestas adecuadas al sistema convencional de semillas en Panamá y toda Mesoamérica, que se caracteriza por ser “muy cerrado” y no permite la entrada de variedades locales.

“Las variedades mejoradas son uniformes y los sistema de certificación buscan uniformidad. En cambio, las variedades locales, utilizadas por los pequeños productores, no son uniformes. Son multilíneas y de amplio espectro de adaptación”, reseñó Yau.

Panamá dispone de un proyecto de ley para proteger las variedades locales, para que quienes incursionan en la agricultura familiar y orgánica puedan recibir apoyo técnico del Estado. De hecho, Panamá introdujo técnicas de producción de arroz aplicadas en Madagascar.

El Idiap liberó en 2011, una variedad de maíz blanco y otra de maíz amarillo, tolerantes a la sequía, y otras de porotos, en respuesta al desafío del cambio climático, que obliga al uso racional del agua y del riego.

Al respecto, Allan Hruska, oficial técnico de producción y protección vegetal de la FAO, durante un seminario a investigadores agrícolas de empresas públicas y privadas en la subregión, para que redirijan sus acciones a los pequeños productores de granos.

“FAO ha facilitado un proceso, durante cinco años, de cómo hacer instituciones públicas más inclusivas”, en temas como recursos fitogenéticos, diversidad y variedades criollas de frijol y maíz, que no entran en el sistema oficial de semillas porque no cumplen con ciertos requisitos, dijo Hruska.

Los productores de pequeña escala en Mesoamérica guardan granos de una cosecha y una parte la destinan a semillas, mientras que los grandes sistemas comerciales prefieren semillas certificadas y mejoradas, con mayor demanda en los mercados internacionales.

Hruska indico que el frijol es un cultivo esencialmente familiar en Mesoamérica y representa el 90 por ciento de las semillas que no pasan por el laboratorio oficial ajustado a normas de calidad.

Destacó que en Nicaragua, un estudio permitió detectar 27 razas locales de frijol, pero estimó que en Mesoamérica deben ser más. Añadió que la FAO ha preferido abordar el tema de la calidad de semilla y su conservación, separado del tema de patentes varietales.

“En Centroamérica, la pobreza rural se mantiene alta en la mayoría de los países, donde se estima que tres de cada cinco personas que residen en el campo viven en situación de pobreza, con índices de desnutrición superiores a las del ámbito urbano”, y la mayoría son productores y productores de pequeña escala, puntualizó el representante de FAO.

Por ello, Hruska recomendó fortalecer los proyectos de bancos de germoplasma para la conservación de semillas criollas que presentan una mayor diversidad respecto a las del sistema uniforme que han adoptado los actores comerciales de granos.

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