Literatura: Latinoamérica dejó de ser exótica

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Jóvenes junto a un mural en memoria de Gabriel García Márquez.

 

El nuevo rostro de la literatura latinoamericana es polifacético e internacional, subraya en entrevista con DW Susanne Klengel, del Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín.

DW

DW: ¿Cómo se percibe en Alemania la literatura latinoamericana actual?

Susanne Klengel: Latinoamérica es un continente donde se produce mucha literatura y una literatura con muchísimas voces, con una pluralidad impresionante. Eso lo saben las editoriales, los especialistas en literatura y el público. Lo que ha acabado por completo es la percepción de América Latina como continente del realismo mágico. Se conocen esos grandes autores, pero esa percepción “exotizante” del continente es cosa del pasado. Nosotros, que trabajamos en literatura, estamos contentos de que sea así. Hoy sabemos de la heterogeneidad de la literatura latinoamericana.

¿No hubo otra imagen que reemplazara a la del realismo mágico?

Hoy hay una imagen de una gran pluralidad. Quizás se pueda hablar de una imagen marcada por el trabajo de la memoria. También es un tema importante la violencia, quizás también la narcoviolencia, que se refleja en la literatura, pero no solamente eso. También hay autores que trabajan temas internacionales, temas que tienen como escenario no solamente América Latina, sino Europa, la Europa del nacionalsocialismo, o Japón, o Mongolia. Hay muchos escenarios internacionales en la literatura latinoamericana. América Latina, como continente literario, está participando en el gran escenario de una nueva literatura mundial.

¿Se puede hablar de una «globalización” en la literatura?

Creo que se podría hablar de participación en un mercado de libros y en un escenario  literario globalizado.

Al igual que el realismo mágico, también el boom de la literatura latinoamericana quedó atrás. Entre los top 10 de las listas de best sellers de la revista Spiegel, o de la librería Thalia, no figura ningún latinoamericano.

Actualmente hay mucha literatura que viene, por ejemplo, de los países árabes, o también de los países del este, de Ucrania, por ejemplo. Todas esas literaturas están compitiendo con la de América Latina. Y eso hace que sea difícil encontrar autores latinoamericanos entre los 10 primeros lugares de las listas de best sellers actuales, porque hay otros temas que quizás sean más relevantes para el gran público lector.

¿Se deriva eso de la situación política?

Yo creo que sí. Por ejemplo, hay novelas de Afganistán que están en los primeros lugares de las listas. Sin embargo, yo veo una continuidad de las editoriales, de los traductores, de los scouts, que encuentran de manera constante libros interesantes de América Latina, que se publican en alemán. 

Escritor Rafael Cardoso.

¿Qué temas están más presentes?

En el campo de la traducción, hay  algunos temas que interesan especialmente, como el de la elaboración del pasado de las dictaduras, por ejemplo en Argentina, en Chile, en Brasil. Hay bastantes autores traducidos al alemán, como Martín Kohan, Martín Caparrós, de Argentina, o Alejandro Zambra, de Chile. O, en el caso de Brasil, está el libro de Bernardo Kucinski “Las tres muertes de K”. Son libros sobre la dictadura, sobre los desaparecidos.

También la literatura centroamericana está presente en Alemania, con algunos autores que ya son bastante conocidos, como Horacio Castellanos Moya. Una autora salvadoreña, que no está quizás tan presente, pero ha recibido el premio Anna Seghers, es Claudia Hernández, que escribe cuentos impresionantes sobre la violencia en El Salvador.

Muchos de estos textos no son testimonios, sino que a menudo tienen también un toque “autoficcional”. Este nuevo género de la autoficción es muy importante. Son recuerdos propios del autor, pero mezclados con ficción. Es una fuerte tendencia, no solo en América Latina.

¿Qué obras han tenido impacto?

En Alemania fue muy leído el libro de la argentina Elsa Osorio “A veinte  años, Luz”. También es muy leído Horacio Castellanos Moya, que escribe mucho sobre la violencia en América Central.

Otro tema que surge actualmente son historias de familias judías, que ahora son escritas por la tercera generación. Por ejemplo, hay un libro recientemente publicado en Alemania que está llamando mucho la atención de un gran público: “O Remanescente”, del brasileño Rafael Cardoso. Cuenta la historia de su bisabuelo, el banquero Hugo Simon, y creo que se va a hablar aún mucho sobre ese libro. Otro autor muy traducido al alemán es el guatemalteco Eduardo Halfon, que también tiene una historia familiar judía. Sus libros hablan de la búsqueda del origen de la familia judía, muy afectada por el Holocausto.

¿Y qué ha pasado con los “clásicos”? ¿Se mantienen vigentes?

Claro. Gabriel García Márquez es un “clásico” muy mencionado en el debate sobre la literatura latinoamericana; Mario Vargas Llosa es muy importante; Carlos Fuentes; Borges es un gran clásico de la literatura mundial, muy presente en la academia y entre los autores actuales. Muchos se refieren a él como un modelo de escritura. Cortázar quizás ya no sea tan leído por el gran público, porque es un autor bastante complicado, pero es una referencia imprescindible para muchos autores actuales.

 

 

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