¡HALT! (¡Alto!)

Por Luis Rogelio Nogueras.

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Campo de exterminio de Auschwitz.

Recorro el camino que recorrieron cuatro millones de espectros.
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño cruje dolorosamente la grava.

Es Auschwitz, la fábrica de horror que la locura humana erigió a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de nuestra época. Y ante los edificios desiertos, ante las cercas electrificadas, ante los galpones que guardan toneladas de cabellera humana ante la herrumbrosa puerta del horno donde fueron incinerados padres de otros hijos, amigos de amigos desconocidos, esposas, hermanos, niños que, en el último instante, envejecieron millones de años, pienso en ustedes, judíos de Jerusalén y Jericó, pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión, que estupefactos, desnudos, ateridos cantaron la hatikvah en las cámaras de gas; pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino desde las colinas de Judea hasta los campos de concentración del III Reich.

Pienso en ustedes y no acierto a comprender cómo olvidaron tan pronto el vaho del infierno.

Auschwitz-Cracovia, 21-10-79

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