El “Salvator Mundi” de Da Vinci y la perversión en el mercado del arte

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El espectáculo en la sala de subastas de Christie's en Nueva York.

En el mundo del fútbol, fue Neymar. Hoy, en el arte, es Leonardo da Vinci. El hecho de que súper ricos lleguen a pagar extraordinarias sumas de dinero es obsceno, opina Torsten Landsberg.

Por Torsten Landsberg (FEW/DZC)

El espectáculo en la sala de subastas de Christie’s en Nueva York
La imagen se ha convertido en todo un símbolo. Un postor sin nombre pagó cerca de 450 millones de dólares para adquirir el “Salvator Mundi”, una obra que fue, probablemente –aunque nadie sabe a ciencia cierta–, pintada por el maestro del Renacimiento italiano Leonardo da Vinci.

Socialmente hablando, no es necesario señalar que este dinero, el equivalente a alrededor de 380 millones de euros, podría haber sido invertido en formas mucho más significativas. Y es que los acontecimientos actuales hablan por sí solos: el Global Wealth Report, publicado por Credit Suisse justo un día antes de la subasta del miércoles en Nueva York, encontró que el 1 por ciento más rico del planeta posee la mitad de la riqueza mundial.

250 por ciento de ganancia

La subasta del “Salvator Mundi” parece una burla escenificada que confirma esta brecha infinita entre ricos y pobres. El “Salvator” perteneció anteriormente al multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev, que compró la pintura en 2013 por 127,5 millones de dólares. En aquel entonces, Rybolovlev acusó a su comerciante de arte suizo de engañarlo, ya que se reveló que el distribuidor pagó 80 millones de dólares por la pintura sólo unos días antes de revenderlo. Sin embargo, el aumento del 250 por ciento del precio de la obra de Da Vinci en la subasta probablemente haya ayudado a calmar el dolor de Rybolovlev.
El verano pasado, la transferencia del delantero Neymar por 222 millones de euros fue vista como una señal del declive moral de la industria del fútbol. Ahora, el mundo del arte, al igual que el fútbol, se ha convertido en un juego de Monopolio de la vida real, en el que oligarcas, jeques y multimillonarios asiáticos se mueven con sus interminables pilas de efectivo, algunos de ellos obtenidos bajo circunstancias dudosas. La subasta del Leonardo da Vinci simplemente ha llevado los límites de este juego a un nivel aún más obsceno.

Subastan obra desconocida de Leonardo

Como si los postores realmente usaran dinero ficticio, las ofertas inicialmente aumentaron de a diez millones, luego de a cinco, hasta que la oferta alcanzó los 260 millones de dólares, para finalmente reducirse a aumentos de a dos millones. Finalmente, el tira y afloja de 19 minutos de duración entre los últimos cinco postores condujo a que la pintura rompiera todos los récords previos de la subasta, alcanzando cuatro veces más que el estimado de preventa de 100 millones de dólares de la casa de subastas londinense Christie’s.

Autenticidad en disputa

Expertos de todo el mundo han pasado años analizando la pintura. Algunos aún dudan de que en realidad fuese pintado por el propio Leonardo; muchos creen que podría haber sido creado por uno de sus alumnos. Y como si fuera poco, la pintura realmente no está en una excelente condición. No obstante, eso no pareció preocupar a nadie durante la subasta; no se trataba de nada más que de un trofeo. ¿Qué tan aburrida puede llegar a ser la vida de alguien que necesita tal símbolo de estatus?

No es necesario ser religioso para reconocer la perversión en el simbolismo de la venta de esta imagen. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Estas son algunas de las palabras de sabiduría atribuidas al propio “Salvator Mundi”, a Jesús, cuya imagen es ahora la más cara del mundo, al menos por el momento. Y el juego continuará porque la vergüenza de ser superados en número en esta subasta no permitirá que los otros súper ricos se queden de brazos cruzados por mucho tiempo.

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